lunes, 4 de febrero de 2008

003 - Versos y poemas

¿ Quien es Dios ?

¿Quien es Dios? ... le dije un día
a mi madre siendo un niño
y con material cariño
risueña me preguntó:
¿Para qué quieres saberlo?
para amarlo, madre amada
y ella tierna enamorada
me dijo; pues Dios es Dios.

Al oir aquella frase,
fué su acento tan piadoso
su mirar tan candoroso
tan veraz su convicción
que me quedé satisfecho.
Me quedé tan convencido
que aún en sus brazos dormido
balbuceaba, Dios es Dios.

Luego enfermé gravemente
pero mi madre querida
me dió con sus besos vida,
con sus cuidados salud.
Y una madre entre sus brazos
al oido le decía :
Me engañaste madre mía
Dios no es Dios, Dios eres tú.

Hoy que recuerdo a ese martir
su amor, su fé, su cariño
el viejo recuerda al niño
y viejo en mi juventud,
no he variado en mis ideas
y le digo y la consuelo
Dios es Dios ... será en el cielo
en la tierra ¡ lo eres tú !

Autor : de momento desconocido


Esperanza y Desengaño

¡ A dónde vas, esperanza !
voy en busca de la gloria
es una estrella ilusoria
que se pierdde en lontananza.

Es una blanda quimera
que se forja el que delira
es una hermosa mentira
y una lumbre pasajera.

¿Por qué tronchas con tu acento
mis ilusiones queridas?
para verlas desprendidas
ya volando por el viento.

¿Quien eres, viejo ermitaño
que así cambias mi destino?
una sombra en el camino
de la luz : ¡ El desengaño !

Autor : Gonzalo Picón Febres - Mérida (Venezuela) 1860/1918



La Esperanza

Pasado, flor que al abrir
su caliz quedó marchita;
presente, lo que palpita
presintiendo el porvenir;
en el humano existir
el tiempo con su mudanza
cuando en su carrera avanza
nos sumirá en triste duelo
si al alma para consuelo
no encontrara ¡ La esperanza !

Autor : de momento desconocido


Historia de una Tórtola

"Joven aún entre las verdes ramas
de secas pajas febricó su nido;
la vio la noche calentar sus huevos;
la vio la aurora acariciar sus hijos.

Batió sus alas y cruzó el espacio,
buscó alimento en los lejanos riscos;
trajo de frutas la garganta llena
y con arrullos despertó a sus hijos.

El cazador la contempló dichosa ...
¡ y sin embargo disparó su tiro !
Ella, la pobre, en su agonía de muerte
abrió sus alas y cubrió a sus hijos.

Toda la noche la pasó gimiendo
su compañero en el laurel vecino ...
Cuando la aurora apareció en el cielo
bañó de perlas el hogar ya frio".

Autor : Epifanio Mejias - Yaraumal (Colombia) - 1838/1913

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