sábado, 23 de octubre de 2010

126 - PENSAMIENTOS Y REFLEXIONES

EL HOMBRE

¿QUIÉN soy yo?.

A esta pregunta podría responder diciendo, o escribiendo, mi nombre y apellidos, o mostrando mi D.N.I. o mi N.I.F, o narrando mi biografía, resumida o extensa,….
Ése SOY YO.

¿QUÉ soy yo?.

Respuesta fácil, precisa y rápida: “soy un ser humano”.

Pero alguien podría preguntar y exigir más precisión: “¿y qué es ser un ser humano?.

Respuesta fácil, precisa y rápida: “un miembro de la especie Homo Sapiens”.

Pero ese alguien podría seguir preguntando, puesto que él, tú, yo y todos los que aquí estamos somos tan diferentes pero al mismo tiempo somos igualmente miembros de la especie Homo Sapiens, “¿qué tenemos, todos nosotros, en común?”.

Respuesta fácil, precisa y rápida: “Tenemos en común “la naturaleza humana”.

Y ese alguien, más osado, puede seguir preguntando: ¿“qué es la naturaleza humana”?

Entonces no tendría más remedio que hacer lo que hace, decir lo que dice, el filósofo Jesús Mosterín: “Léase y medítese este libro que acabo de publicar y que lleva por título LA NATURALEZA HUMANA, ya en la Colección Austral, en edición de bolsillo, muy barata y muy completa.

KANT, el gran filósofo de la Ilustración, en sus Lecciones de Lógica, en 1800, dice que todo el amplio campo de la filosofía (no en el sentido académico, que sería toda la Historia de la Filosofía) sino en el sentido cósmico o mundano, se podría reducir a responder a estas cuatro preguntas:

1.- ¿Qué puedo CONOCER?.
2.- ¿Qué DEBO hacer? (o mejor, ¿Cómo DEBO OBRAR?).
3.- ¿Qué me cabe ESPERAR?.
4.- ¿Qué es el HOMBRE (el ser humano)?.

En el fondo, en definitiva, -agrega Kant- cabría atribuir todo eso a la Antropología, pues las tres primeras preguntas remiten a la 4ª.

Pero seamos sinceros, o justos, ¿Qué se podría decir de la Antropología Filosófica en el siglo XIX, dada la ausencia de datos y de conocimientos científicos sobre el hombre?.
Sin saber nada, o casi nada, sobre el cerebro, sobre los genes, sobre las neuronas, sobre ancestros prehumanos, sobre evolución, sobre paleoantropología… ¿qué podría decirse de la naturaleza humana sino mucho de mitología, de religión, de tradición, de historia…., de lo que otros han dicho sobre la naturaleza humana.
A fin de cuentas la Antropología, en sentido cósmico o mundano, queda reducida, para Kant y para cualquiera del siglo XIX y anteriores, a Antropología en sentido académico.
Pero hacer una Historia de la Antropología no es, realmente, Antropología.
Decir sobre el hombre lo que otros han dicho sobre el hombre no es, realmente, conocer al hombre, sino sólo conocer sus opiniones.
La Antropología necesita, se basa en datos y conocimientos científicos. Y hoy los tenemos, antes no. Hoy sí podemos hacer una Antropología porque hoy sí sabemos bastante (nunca todo) y podemos responder a esa 4ª pregunta.

Desde siempre se ha dicho y repetido que es esencial, para el hombre, poder responder a las tres preguntas claves, definitivas, últimas:
1.- ¿De dónde venimos?.
2.- ¿Qué somos?.
3.- ¿A dónde vamos?.

Durante casi dos mil años se ha respondido de la misma manera:
1.- Venimos de Dios.
2.- Somos imagen y semejanza de Dios.
3.- Debemos volver a Dios.

San Agustín lo resumía en: “Fecisti nos, Domine, ad Te et inquietum est cor nostrum, donec requiescat in TE” (Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse, definitivamente, en Ti”.

De Él venimos (Él nos ha creado, Él es nuestro origen), a Él volvemos (Él es nuestro Fin) y mientras estamos en esta vida, temporal, “valle de lágrimas”,…. esa es nuestra misión, prepararnos para la otra, eterna, definitiva,….
La vida como tránsito, no como estancia. La vida como paréntesis temporal entre dos eternidades divinas.
“Vita mutatur, non tollitur” (misas de “corpore insepulto”).

Pero esto no es Antropología Filosófica, a lo más es Antropología Religiosa o Cristiana. Pero no es una Antropología Científica.
Hoy, con los datos que tenemos, con los conocimientos científicos de que disponemos, sí estamos en condiciones de hacer una Antropología Filosófica, basada, apoyada, en bases científicas.
Por supuesto que será, como toda ciencia lo es, provisional, temporal,…
Cuando dentro de 100 años sepamos más y dispongamos de más datos podremos hacer una Antropología Filosófica más aquilatada, más completa, porque la de hoy ya se nos habrá quedado corta.

Hoy, “grosso modo”, pero ya científicamente, podríamos responder a esas tres preguntas.

1.- ¿De dónde venimos?.
Respuesta: Venimos, por evolución, de unos ancestros comunes a otros muchos animales.

2.- ¿Qué somos?.
Respuesta: Somos una república de, aproximadamente, 50 millones de millones de células (5 multiplicado por 10 elevado a 13 (pero que, a causa de mi analfabetismo tecnológico-informático, no sé ponerlo en nomenclatura matemática) cada una de las cuales viene ya dotada con una biblioteca, llamada genoma.

3.- ¿A dónde vamos?.
Respuesta: puesto que la vida, en general, y la vida animal, en particular, es un desequilibrio termodinámico, vamos hacia el equilibrio termodinámico, o sea, hacia la muerte.

(En otra reflexión ampliaré todo esto).


Por : Tomás Morales Cañedo

jueves, 14 de octubre de 2010

125 - “BREVE HISTORIA DE UN POETA” - Epifanio Mejías -

Epifanio Mejías, Colombiano, nace en Yarumal (Antioquia) 1838 y fallece en Medellín 1913.
Con treinta años en la flor de la vida, pierde la razón y su muerte le sorprende en un manicomio en el que estuvo internado 40 años. Es inmortalizado al ser elegido uno de sus poemas como letra del Himno de Antioquía, el poema lleva por nombre “el canto del antioqueño”.
Sus versos con un alto grado de sensibilidad son transparentes, llenos de realidad, aspirando llegar a todos y cargados de una aguda sencillez, no expresan tremendismo sino una suave melancolía y nostalgia, transmiten un sentimiento de paisaje armónico, a su muerte deja más de 70 composiciones entre ellas :

- La muerte del novillo
- Las hojas de mi selva
- La ceiba de jumin
- El Canto del antioqueño.

- La muerte del novillo

Ya prisionero y maniatado y triste
sobre la tierra quejumbroso brama
el más hermoso de la fértil vega
blanco novillo de tendidas astas.

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Llega el verdugo de cuchillo armado;
el bruto ve con timidez el arma;
rompe el acero palpitantes nervios;
chorros de sangre la maleza esmaltan.

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Retira el hombre el musculoso brazo;
el arma brilla purpurina y blanca;
se queja el bruto y forcejando tiembla,
el ojo enturbia... y la existencia exhala.

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Remolineando por el aire, vuelan
los negros guales de cabeza calva;
fijan el ojo en el extenso llano
y al matadero, desbandados, bajan.

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Brama escarbando el arrogante toro
que oye la queja en la vecina pampa,
y densas nubes de revuelto polvo

tira en la piel de sus lustrosas ancas.
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Poblando el valle de bramidos tristes
corre el ganado por las verdes faldas,
huele la sangre... y el olor a muerte
quejas y gritos de dolor le arranca.

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Los brutos tienen corazón sensible,
por eso lloran la común desgracia
en ese clamoroso de prdeundis
que todos ellos a los vientos lanzan.


Autor : Epifanio Mejias
- Yaraumal (Colombia) - 1838/1913



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lunes, 11 de octubre de 2010

124 - EL SABER OCUPA EL LUGAR DE LA IGNORANCIA

En la facultad de Medicina, el profesor se dirige a un alumno y le pregunta: "¿Cuántos riñones tenemos?"
"¡Cuatro!", responde el alumno.
"¿Cuatro?", replica el profesor, arrogante, de esos que sienten placer en pisotear los errores de los alumnos.
"Traiga un fardo de pasto, pues tenemos un asno en la sala", le ordena el profesor a su auxiliar.
"¡Y para mí un cafecito!", replicó el alumno al auxiliar del maestro.
El profesor se enojó y expulsó al alumno de la sala. El alumno era el humorista Aparício Torelly, conocido como el Barón de Itararé (1895-1971)
Al salir de la sala, todavía el alumno tuvo la audacia de corregir al furioso maestro:
"Usted me preguntó cuántos riñones 'tenemos'.
'Tenemos' cuatro: dos míos y dos suyos. Porque 'tenemos' es una expresión usada para el plural. Que tenga un buen provecho y disfrute del pasto".

La vida exige mucho más comprensión que conocimiento. A veces, las personas, por tener un poco más de conocimiento o 'creer' que lo tienen, se sienten con derecho de subestimar a los demás...


jueves, 7 de octubre de 2010

123 - CARTA ANONIMA DE UNA PROFESORA

He recibido el siguiente e-mail y no he podido resistir a publicarlo, la carta no viene firmada es anónima, pero ahí vá tal como me ha sido enviada.


Creo, sinceramente, que difundir esta carta es casi una obligación. Gracias a quien la ha escrito y a los que la hacen circular, pinchad para ver el video...

El síndrome Belén Esteban

Como profesora, las preguntas de los alumnos que más me cuesta responder convincentemente son sobre por qué hay que estudiar cosas que a ellos les parecen inútiles o absurdas, como la Historia o la Geografía. Yo tengo claro qué me aportan a mí, pero de todas las razones que hay para estudiar estas cosas, yo les hago hincapié en lo necesarias que son estas disciplinas para comprender el mundo en el que viven: las coordenadas de espacio y tiempo, que al fin y al cabo son las que tratan la Geografía y la Historia, nos ayudan a conocer el sitio que ocupamos en el mundo y a comprender de dónde vienen todas nuestras realidades. Que todo eso les puede parecer ajeno y absurdo, pero que muchas de las cosas que estudian tienen que ver con su vida real y que, quieran o no, les afectan.

Por ejemplo, ¿quieres saber por qué tienes a tu lado a un compañero que viene de Ecuador? ¿por qué habla el mismo idioma que tú? ¿quieres entender por qué un señor, por nacer con el apellido Borbón, va a ser "rey" y el Estado Español le va a dar mucha pasta (que vendrá de los impuestos que tú pagues de mayor)? ¿por qué lo que digan unos señores europeos en Bruselas va a repercutir - y mucho - en tu vida? Todo eso es geografía. Todo eso es Historia.

Algunos entienden qué quiero decir, otros no. Yo no llevo mal las preguntas, las protestas... son críos. Es normal. Donde me desarman del todo y me dejan sin respuestas es cuando me dicen que todo eso les da igual. Que para qué quieren saber dónde está Marruecos, si no van a ir nunca. Para qué conocer el tipo de elecciones que hay en España, si ellos no tienen la intención de votar jamás. Que les resbala que haya una guerra en Irak, que media África se esté muriendo de hambre o que la Unión Europea diga "bla". Si ni siquiera les interesa eso, imaginaos lo complicado que me resulta hacer que se interesen por lo que hacían señores de hace cinco siglos, por muy apasionante que yo intente pintarlo.

Y, lo que llevo peor con diferencia, es esa actitud de orgullo con el que exhiben su ignorancia y su cortedad de miras. Esa actitud de "no sirve para nada, no me interesa. Eso que cuentas y a lo que dedicas tu vida es una mierda. Yo quiero jugar a la Play/ irme de compras al Centro Comercial y ya". La tienen conmigo, que enseño Historia, pero también con los profes de lengua, de biología, de matemáticas. El desprecio por los libros, por el Arte, por la Cultura, por las Ciencias... no es algo tan raro, y puede conmigo.

Últimamente esa actitud está más de moda que nunca. Tenemos una perfecta encarnación en la dichosa Belén Esteban, que no sabe nada, no quiere saber nada y se jacta de ello. La mala educación, la zafiedad y la ignorancia puestos en un pedestal día tras día. Todo el mundo la aplaude porque ella es "auténtica" (signifique lo que signifique eso). Conozco a mucha gente a la que le gusta ver a la Esteban y es curioso, porque hay toda clase de personas entre su público. Entre ellos, los que más me llaman la atención son dos tipos: la gente que tiene (o cree que tiene) más educación que ella y la ve como un divertimento, incluso algunos como un consuelo (yo soy mejor que ella), o los que son como ella, que han visto como la ignorancia y la mala educación también te pueden hacer triunfar en la vida y que hay que sentirse orgulloso de ello. Eso me da miedo: que se extienda y que sirva de ejemplo a más bobos, que opinen que el no saber nada es estupendo. Que el presumir de ser zafio e inculto se convierta en políticamente correcto y sea bien visto.

"Eh, que yo no quiero ayuda de nadie, que no necesito ayuda, leche" dice la Esteban en un momento de estos cuatro minutos de despropósitos. "Como yo no he pillado esa revolución -la industrial- tres narices me importa"- un argumento que podría haber empleado uno de mis peores alumnos.
En fin... lo grande es que estoy convencida de que la mayor parte del público (y muchos de los de las mesas) no tenían ni idea de que la chica estaba metiendo la zarpa hasta el fondo y más allá y reían y aplaudían porque lo decía el regidor.

Entendedme: yo no critico a la gente que no sabe. Yo no sé mucho de tantísimas cosas... tampoco creo que tenga que ser motivo de vergüenza el no haber estudiado, el no hablar correctamente o el tener lagunas de conocimiento. Lo que me revienta es la actitud contraria, la exhibición con orgullo de la ignorancia y el menosprecio a cualquier cosa que huela a sapiencia. Me duele el desprecio a la educación, en todos sus sentidos. Me duele... y me da una pena que me muero.