martes, 10 de junio de 2008

037 - Una cosa nos lleva a otra

Del 30 de Mayo al 8 de Junio se ha celebrado la Feria del libro de Málaga entre otros eventos, se ha presentado el libro de D. José María Atencia Páez, "Julian Marias - Una Filosofía en Libertad", al acto presentado por su hermano D.Rafael Atencia, fuimos un grupo de compañeros, invitados por el profesor D. Antonio Dieguez, que nos ha impartido este año un curso en el Aula de Mayores de la UMA ( introducción a la historia y filosofia de la ciencia ) y que ha colaborado junto con otros filosofos, en la confección de este libro, el acto se celebró en la Sala Muralla del Rectorado el día 2 de Junio a las 20 horas.
Hecha esta introducción y que viene a cuento, de que todos los años he visitado la Feria del Libro más de una vez, adquiriendo siempre algún ejemplar, este año solo lo he hecho en esta ocasión, en compañía de mi amigo Pepe Jimenez, una vez que salimos de la presentación del libro antes comentado, fuimos echando una ojeada a todo lo expuesto y vimos un libro que a ambos nos llamó la atención, se titulaba "Los rotarios en Málaga (1927-1936)", la verdad no habíamos oido nunca hablar de los rotarios ni teníamos idea de lo que eran, le echamos un vistazo al libro y mira por dónde, al día siguiente se publicaba un articulo en el diaro Sur sobre el mencionado libro, cuya presentación había sido a las 18 horas. Leido el articulo y ampliado con alguna incursión en Internet me he forjado una idea sobre los Rotarios, que de alguna forma tiene un paralelismo con la Masonería.
llegado a este extremo, diré que en un tiempo me interesé por el tema de la Masonería y mira por dónde allá por los años 80, conocí a través de mi trabajo, a una persona que pertenecía a una logia masónica, de esta persona solo voy a decir que vivía en Fuengirola y que no la he vuelto a ver, como dato diré que estaba emparentado con una persona que fué ministro en la época "Franquista", pero recuerdo aquella "tarde - noche", especialmente, en la que bajo los efluvios del alcohol, y en su chalet, nos contó su vida y digo nos, porque aquel día me acompañaba un compañero de trabajo Francisco Romero, Curro como le conociamos todos, aparte de su vida nos relató su iniciación en la Masonería y nos sació con muchos detalles, que transcurrido tantos años ya ni los recordaba, pero que me han venido a la mente a raiz de este encuentro con estos temas, todo lo que nos relató parecía sacado de una novela, pero como dice el refrán "los borrachos y los niños siempre dicen la verdad", así que decidimos creerle, sobre todo cuando en plena verborrea y dado el interés que le prestabamos, me regaló su anillo bien hermoso en el que se apreciaban los simbolos grabados de la Masonería, el cómpas y la escuadra, al día siguiente y con una resaca horrorosa, recordabamos como se esforzaba al despedirnos, en recuperar su anillo que por supuesto se lo quedó. Así que como titulo este espacio "Una cosa lleva a otra" me han venido a la mente cosas que ya tenía olvidadas, un saludo y buenas noches.
Joaquín G. Casanova

036 - Pensamientos y reflexiones - mes Junio

LA TIENDA DE LA VERDAD


Le tocó el bote de la primitiva. Muchos millones. En Euros.
Compró todo lo que quiso y más. Se vio rodeado de cosas. De muchas cosas. Todas sus frustraciones del tener se vieron sobradamente satisfechas. Le sobraba dinero. No sabía qué hacer con él.
Nunca nadie poseyó tantas cosas, pero nunca nadie se sintió tan solo. No es que tuviera soledad, es que era un solitario.
Pensó, pues, que ahora necesitaba amar y ser amado y, también, necesitaba la Verdad.
Se puso manos a la obra. Buscó el amor. Algo al alcance de cualquier pobre, pero que era incapaz de conseguir este nuevo rico.
Acostumbrado a habitar en la peana, era incapaz de dialogar. Y el amor, ayuno de diálogo, desde la verticalidad, a lo más que puede llegar es a confundirse con el sexo. Con dinero sólo puede comprarse sexo.
La amistad, el compañerismo, el afecto, la ternura, la querencia, el cariño, la simpatía, el AMOR, no sabe nada de dineros. “Con dinero y sin dinero…” seguía siendo un solitario. Renunció, tuvo que renunciar, a lo que nunca había disfrutado, por desconocerlo. Renunció a las personas y se automutiló como persona.
Paseaba, solitario, por la ciudad. Miraba escaparates por el simple placer de decirse a sí mismo: “ya lo tengo”, “ya lo tengo”, “ya lo tengo”…. Masturbación interna viaria. Tiendas y más tiendas.
Pero chocó con un viejo, pequeño y sucio escaparate. Oscuro. Con unos visillos medio descolgados. Se frenó en seco. Levantó la vista y en la marquesina nada había escrito. Aplastó su nariz sobre el cristal. Sobre un atril, al fondo, había un cartel, escrito a mano y con trazos inarmónicos. “Tienda de la verdad”.
TIENDA DE LA VERDAD.
Se pellizcó para comprobar y convencerse de que no era un sueño. No despertó. Estaba despierto. Era verdad. Allí ponía: “TIENDA DE LA VERDAD”.
Nunca imaginó que la Verdad pudiera venderse y comprarse.
(Recreo y amplío un texto de Anthony De Mello, con este mismo título)
Lo que nunca había tenido, ahora podía adquirirlo. Comercio de la verdad. Vender verdad-comprar verdad. Y él tenía dinero.
Apretó el timbre, cubierto de polvo. Un señorita abrió la puerta y, amablemente, lo invitó a entrar. Dio una ojeada a su alrededor. Era un distribuidor con varios mostradores. Detrás de cada uno, un señor de aspecto no muy serio. La señorita requirió su atención.
-¿Qué desea el señor?.
- ¿Es verdad lo que pone en el letrero?. ¿Venden Uds. Verdad?.
- Sí, señor. Vendemos Verdades.
- ¿Cómo, Verdades?. ¿Es que existen muchas Verdades?.
-Por supuesto, señor. ¿Ve Ud. este mostrador?. En éste se vende la Verdad parcial, en ese la Verdad relativa, en aquel la Verdad estadística, en aquel otro de allí la verdad…
- No. Señorita. Yo voy buscando una Verdad más sólida, una Verdad más fuerte.
- Entonces le acompaño, sígame.
Pasaron por un estrecho pasadizo, en penumbra, con las paredes desnudas y vírgenes de mano humana. Desembocaron en otro distribuidor. Vio varios mostradores. Tras cada uno de ellos un varón de aspecto grave, serio pero alegre, atento. Sobre cada uno de los mostradores un letrero distinto.
VERDAD MORAL. VERDAD ARTISTICA. VERDAD MATERIAL. VERDAD FORMAL. VERDAD ONTOLÓGICA.
- Cada uno de ellos le irá explicando la verdad que vende y que Ud. podrá adquirir, - le indicó la señorita que, amablemente, se retiró y volvió a la puerta de entrada de la tienda.
- Mire. Aquí se vende la VERDAD MORAL.
- Explíquemela, por favor. Muéstreme sus caracteres, intente venderme su producto.
- La verdad, señor, es que la Verdad Moral está en su interior. Sólo Ud, es testigo de ella. Cuando alguien llama a otro “mentiroso”, seguramente no sabe lo que está diciendo, no está usando bien el lenguaje.
La Verdad Moral es la coincidencia entre lo que se dice y lo que se piensa. Cualquiera puede oír lo que Ud. dice, nadie, salvo Ud. sabe lo que Ud. está pensando. Nadie, salvo Ud, pues, puede saber si hay o no coincidencia entre lo dicho y lo pensado, entre la Verdad Moral y su opuesto, la Mentira.
Siempre se dijo que era un pecado. Quizá sólo sea una impostura, un tapón, un impedimento para la confianza, para la convivencia.
La Verdad Moral, muchas veces es incómoda y trae de la mano enemistades. Si Ud. siempre quiere ser sincero, a toda costa, le va a costar más de un disgusto. ¿Puede llamársele feo a ese feo niño ante una madre que lo quiere con locura?. ¿Puede llamársele “enana” a esa mujer de baja estatura o “tonel”, si además está obesa, hiriendo su sensibilidad, segando su autoestima?. Entre la felicidad de los otros y su sinceridad, ¿con cuál se queda Ud.?. ¿Es necesario ser, siempre, sincero?. ¿Tiene Ud. Derecho a decir, siempre, ante cualquiera, lo que Ud. está pensando?. ¿Es necesaria, siempre, la Verdad Moral?. ¿No se basa la convivencia, muchas veces, en pequeñas mentiras que conllevan felicidad?. ¿Es pecado o impostura alimentar la imaginación de los niños cuando llegan los Reyes Magos o se le cae un diente?.
Hay que hacer muchos equilibrios con la Verdad Moral.
Aunque Ud. quisiera adquirirla, ni yo podría vendérsela ni Ud. podría comprarla. Es gratis. Viene incluida en la conciencia de cada uno. ¿Ha practicado Ud. la Verdad Moral o ha mentido, más de una vez, en su vida?.
El nuevo hombre rico se quedó pensando, sin responder (no siendo que mintiera). Dudó y dudó. Dio un paso atrás, sin decir nada. Y se dirigió al siguiente mostrador.
“VERDAD MATERIAL” anunciaba el cartel del nuevo mostrador.
- “Hola, Sr. Verá Ud. Aquí vendemos la Verdad Científica. Es la Verdad de la que Ud, seguramente, sabe algo y ha oído hablar, y más hoy día.
La Verdad científica es, podríamos decir, a la que normalmente nos referimos cuando hablamos de Verdad. La Verdad Material es la coincidencia entre nuestros pensamientos y la realidad. Cuando Ud. afirma que este mostrador es de madera y que es rectangular y luego acudimos al mostrador y vemos, comprobamos, que es de madera y que mide ocho por cinco, como hay coincidencia entre el mostrador y lo que Ud. ha afirmado sobre el mostrador, esa es Verdad Científica.
Si Ud. hubiera afirmado que el mostrador era metálico y redondo, sería una Falsedad. No Mentira, sino Falsedad.
Cuando se afirmaba que la tierra era el centro del universo no era mentira, era Falso. La tierra no está en el centro del universo.
Coincidencia entre el pensar y el ser. “Adaequatio intentionalis intellectus et rei” - decían los antiguos.
Como Ud. comprobará la Historia de la humanidad es la historia de las falsedades más que de las verdades, porque éstas están constantemente convirtiendo en falsedades las hasta entonces consideradas verdades. Nuestras verdades científicas actuales –téngalo Ud. por seguro- serán superadas, depuradas, corregidas, sobrepasadas por descubrimientos posteriores.
Aunque Ud. quisiera comprar esta verdad yo no podría vendérsela, porque aún no la tengo. Ni yo ni nadie. Sólo puedo indicarle el camino, el método, el meta-odos, para ir acercándose a ella. Pero ese camino –debe Ud. saberlo- es interminable. Tiene dirección, pero no existe la meta. Ésta siempre está algo más allá de donde Ud. haya llegado. Del mundo Macro, del Universo, apenas conocemos algo. A diario estamos descubriendo más y más y más. Y del mundo Micro, ¿Qué quiere que le diga?. Ahora andamos liados con el mapa genético, con la materia negra, con la Física cuántica, con los agujeros negros…. Además del cambio climático, de la capa de ozono… Esto no tiene fin. Le puedo asegurar que si Ud. opta por la Verdad Científica, corra lo que corra, morirá corriendo, pero nunca en la meta. La meta no existe. Sólo el camino.
El nuevo hombre rico se desilusionó un tanto. ¡Vaya panorama el que se le presentaba!.
Se dirigió al mostrador de la Esquina. VERDAD ARTÍSTICA. Se acercó tímidamente. Con un gesto preguntó al dependiente qué era esa cosa llamada “VERDAD ARTÍSTICA”.
El dependiente, agachándose bajo el mostrador, sacó dos pinturas, dos cuadros exactamente iguales y los puso sobre el mostrador. Los firmaba un tal Picasso.
- ¿Qué ve Ud. Señor? – preguntó muy educadamente el dependiente.
- Dos pinturas de un tal Picasso.
- Fíjese Ud. bien, por favor.
El nuevo hombre rico miró y miró; las remiró, muy detenidamente. Pero las veía exactamente iguales.
- Son iguales – respondió, extrañado por la insistencia del dependiente.
- Parecen iguales, Sr. Pero no lo son, una es una copia, una imitación, un plagio, una suplantación. Uno de estos Picassos no es un Picasso.
- Los veo iguales. O ambos son originales o ambos son copias. Son exactamente iguales.
- Eso es lo que parece, ¿Verdad?. Pero no lo es. Éste de la derecha es una copia realizada por un extranjero residente en Mallorca que copia e imita maravillosamente bien. Es un buen imitador, pero no es un creador. Copia belleza, no la crea original. La verdad artística es la verdad creada, no la recreada. No que ésta sea fea y no sea belleza. No es la belleza primera, la original, la auténtica, la primigenia, la que salió de la mente del artista. Una imitación de un Picasso no es un Picasso. La mayoría de los artistas, sean arquitectos, escultores, pintores, poetas, novelistas,….. son grandes imitadores pero no creadores, son ejecutores de lo por otros descubierto. Los genios son los rompedores, los que hacen que lo que antes no existía ahora exista. Suelen ser genios a los que la intuición, la luz, los pilla siempre trabajando. Suelen ser raros, porque buscan donde nadie cree haya algo y buscan lo que otros dicen que eso es imposible “y, además no puede ser”. A veces son encerrados por locos. Son anormales, aunque por exceso, Se salen de la norma. Ésta les viene pequeña. Para que Ud. me comprenda, es lo que me comunicaba, hace años, en un pueblo de Córdoba, en La Rambla, una gran ceramista llamada Caty Alcaide: “En este pueblo, Tomás, hay muchos industriales, que se están enriqueciendo, hay varios artesanos, dignos de elogio, pero sólo somos dos creadores, que malvivimos, por incomprendidos”. El artista, Sr, como lo que hace es adelantar las líneas de por dónde va a ir el futuro, los del presente no lo comprenden, lo obvian, se resisten, se ríen, lo desprecian. No es fácil ser “anormal” (aunque sea por exceso), en una comunidad de “normales”. Cuando la mediocridad es la norma los extremos no encajan.
Nosotros, Sr. Le podemos vender el camino, pero no la meta. Los descubrimientos tendrá que ser Ud, quien los “descubra”, creándolos. Es una dura tarea.
El nuevo hombre rico quedó como una mezcla entre agobiado, abrumado y oprimido. Movía la cabeza de un lado para otro, como diciendo, para sus adentros: “joder con los artistas, vaya vida perra que llevan o les espera”.
Miró al otro extremo y observó el último mostrador a la vista. Raro mostrador. Una pizarra, a su espalda, llena de fórmulas, con números y letras y que no entendía. “VERDAD FORMAL”, rezaba en el rótulo, encima de la pizarra. Un señor con el pelo blanco, largo y alborotado. Alguien parecido al Einstein ya mayor, lo invitó a sentarse. Se sentó.
- Muy buenas tardes tenga Ud. Señor. No se asuste de lo que ve en la pizarra. Aquí tenemos la Verdad Formal. Es una Verdad que Ud. conoce muy bien.
- Yo no sé qué es la Verdad Formal – dijo el nuevo hombre rico.
- Ud. ha practicado, muchas veces, la Verdad Formal.
- ¿yo?.
- Veamos. ¿Ve Ud, este cajón?. Si Ud. tuviese diez millones de euros y metiese en este cajón la mitad. ¿Cuántos millones habría en el cajón y cuántos tendría Ud?.
- Naturalmente cinco millones cada uno.
- Y si de sus cinco millones metiese la mitad en el cajón, ¿cómo quedaría la cosa?.
- En el cajón habrá siete millones y medio y yo tendría dos millones y medio.
- Pero, como Ud. puede ver, en el cajón no hay nada, todo lo tiene Ud. Esto es la matemática, un juego de cantidades. La matemática no roza las cosas, no maneja cosas, no trata de la realidad, sólo juega con cantidades. ¿Qué pasaría si…. y luego si….?. No afirma que eso ocurra, sólo dice lo que pasaría si se dieran esto y esto y esto. No que se dé.
“Si yo me llamo Tomás entonces mi nombre empieza por “T”. Es así que yo me llamo Tomás; luego…..” ¿qué conclusión sacaría Ud?.
- Pues que “su nombre empieza por “T”.
- Pero ¿y si “mi nombre empieza por “T”?.
- “Luego Ud. se llama Tomás”.
- ¿Y si me llamase Timoteo o Teodoro o Tadeo?. Ha cometido Ud, un error muy corriente, denominado “afirmación de consecuente”, ha aplicado Ud. una regla inválida. Estamos hablando de la LÓGICA, que, junto a la Matemática, son las dos Ciencias Formales. Tratan de “formas” o “fórmulas”, no de contenidos. No tratan de nada en concreto porque sólo tratan de moldes que pueden ser rellenados con lo que Ud. quiera. Si decimos que 4x5 son 20, 4 pueden ser jirafas y 5 niños, y “SI tenemos 4 jirafas y SI en cada jirafa hay montados 5 niños, entonces tendríamos 20 niños”. Pero 4 pueden ser coches, sacos, pisos, monederos,…lo que Ud. quiera y 5 pueden ser ministros, tiendas, árboles, maestros, piedras, y entonces tendríamos…. El Matemático y el Lógico sólo afirman lo que habría si hubiese, no que haya. Ellos son ajenos a la realidad, no la manejan. “La naturaleza está escrita en lenguaje matemático, así que el que no sepa matemática no se va a enterar de nada” –había dicho hace varios siglos un genio. Quítele Ud. los números y las letras (las fórmulas) a la Física, a la Química, a la Biología, a la Economía, a la Astronomía… y se quedan ciegas, sordas, cojas. No pueden caminar. No pueden moverse. Las Ciencias Formales son el armazón de las Ciencias Materiales.
¿Se imagina Ud. un triángulo con cinco ángulos y ocho lados?. Es absurdo.
Lo opuesto a la Verdad Formal es la Contradicción, el Absurdo.
¿Qué me dice Ud.?.
El nuevo hombre rico estaba anonadado, se sentía abatido, casi casi humillado. Había entrado en aquella tienda con toda la ilusión del mundo y no había hombre en el mundo más desilusionado.
Miró con “cara de perro apaleado” a aquel señor de pelo tan singular. Medio sonrió. Se dio la vuelta. Hizo ademán de marcharse.
- No se marche Ud, todavía Sr. Aún quedan, en aquel rincón, dos mostradores. Quizá le interese alguna de esas Verdades.
En un mostrador medio escondido podía leerse: VERDAD ONTOLÓGICA.
- Acérquese Ud. ¿Podía decirme qué hora es?, por favor.
El nuevo hombre rico levantó el puño de su camisa y dijo: “son las 17, 40 horas”.
El dependiente quedó mirando el reloj.
- ¿Es de oro? – preguntó amablemente.
- Tiene que serlo. Me ha costado un ojo de la cara.
- ¿Me permite?, por favor.
Entró en la rebotica, sacó un líquido, dejó caer una gota sobre la cadena del reloj. Posteriormente hizo pasar por él un rayo de luz y apareció en una pantalla algo así como un código de barras; y exclamó:
- Esto no es oro, Sr.
- ¿Que no es oro?.
- No. “este oro no es oro”. Parece una contradicción. Pero esta es la verdad que aquí vendemos. La Verdad Ontológica.
No es oro, aunque se le parezca. Es un falso oro. O sea, no es oro, es otra cosa distinta, aunque parecida, al oro. Cuando el oro es oro, y el agua agua, y la madera madera, y la estrella estrella,…. Cuando una cosa es ella misma y no otra, esa es la Verdad Ontológica. Hablamos de la realidad. Del oro real, del agua real,…Su reloj es de oro irreal, o sea, que no es realmente de oro. La coincidencia de una cosa con ella misma. Ser realmente lo que es. Esa es la VERDAD ONTOLÓGICA. Su reloj es de oro APARENTE, no real. Lo opuesto a la REALIDAD es la APARIENCIA. Referido a las personas es la HIPOCRESÍA, aparentar ser lo que no se es. El camuflaje es la técnica que la naturaleza y el hombre emplean para aparentar ser lo que no se es o para aparentar no ser lo que se es. Cuando Moisés, el de la zarza ardiendo, le preguntó a Dios: ¿Qué les diré a tu pueblo cuando me pregunten por Ti?- Les dirás: Vuestro Dios ha dicho: “Yo soy el que soy”.
La Verdad Ontológica consiste en ser lo que se es. Es lo opuesto a la Doblez.
¿Es Ud. Verdadero Ontológicamente?. ¿Ha intentado Ud, alguna vez aparentar ser lo que no es?. El hombre aparente no es el hombre real. El hombre debería ser trans-parente, manifestar lo que se es y como se es. Sería Ontológicamente Verdadero. Un hombre real, auténtico.
El nuevo hombre rico, el pobre hombre rico, ya no sabía ni responder, menos aún qué responder.
- “Cuántas veces, Sr. – expresó el dependiente – creemos vivir en la Verdad y, sin embargo estamos viviendo en el Error. Porque, debe Ud. saber que la verdad también es “un estado en el que estar”. Ud. Sr. por ejemplo, “está en un error” si cree que estamos en el año 2008. No es verdad. Si Ud, no sabe, no conoce, el error que cometió el fraile Domingo el Exiguo cuando se le ordenó que calculara el año del nacimiento de Jesús de Nazaret, Ud. cree que está en el 2008, cree que está en este año, y no es verdad, viviría Ud. en un error. Estado de Verdad y Estado de Error. Vivir en la verdad. Vivir en el error. Claro que quien es consciente de vivir en el error está en la verdad, quien no es consciente, no.
¡Pobre hombre rico¡. Parecía llevar sobre sus hombros, como Atlas, todo el peso del mundo.
- Claro que si Ud. quiere la VERDAD TOTAL, PLENA, COMPLETA, debe Ud. pasar por aquella pequeña puerta en penumbra. Un anciano, con un triángulo de corona, podrá mostrársela.
Entró sin dudarlo.
- Vengo a comprar la Verdad Total.
- Muy bien, Sr. ¿Sabe Ud. ya cuál es el precio?.
- Me da igual. Puedo pagarla. Quiero la Verdad Total, Plena, Completa. Deseo poseerla para descansar definitivamente y vivir, residir, habitar en la Verdad.
- No. Verá Ud. Sr. el precio no es en dinero.
- No le entiendo –respondió el nuevo hombre rico, el pobre hombre rico.
- Verá Ud. Sr. el precio es que “NUNCA MÁS PODRÁ ESTAR EN PAZ”.
- ¿Cómo dice?.
- No va Ud a conocer el reposo. No va a descansar en paz. Verá Ud. Sr. Ha caído en la tentación. En la misma que cayó Eva, que quiso conocerlo todo, quiso saberlo todo, por eso comió la manzana del árbol de la Ciencia del Bien y del Mal. El querer conocerlo todo, saberlo todo, es humano, no es malo. Lo malo es querer hacerlo por atajos, de golpe, no poco a poco, madurando. Ud, como Eva, quiere conocer la Verdad Total, quiere ser como Yo, como Dios. Porque Yo soy LA VERDAD. Y tú quieres serlo por un atajo, por el atajo del dinero.
Se lo voy a explicar y lo entenderá. Verdad Total es verlo todo en cada cosa. En este grano de trigo (le mostró uno), si fueras Dios o como Dios, verías la espiga, al segador, al molinero, al panadero, al comprador, al que come el pan, a la amante del que come el pan, a sus hijos que aún no están ni encargados,….
En cada cosa verlo todo. Porque en cada cosa está todo. Porque “todo está relacionado con todo” –que dijo el filósofo.
Conocer una cosa es conocer todas las relaciones, reales, probables, posibles, futuribles, pasadas, presentes, futuras….
El trabajo divino es agotador.
¿De verdad que quiere Ud. la VERDAD TOTAL?.
El pobre hombre rico salió cabizbajo, no sin antes darle a Dios las gracias.
Por el camino iba musitando: “aún necesito alguna mentira, mantenerme en algún error, comprobar mis cotidianas falsedades, deducir contradicciones, seguir con imitaciones, proseguir con algún plagio, aparentar y mostrar lo que realmente no soy del todo pero que los demás no lo saben. Necesito vivir. Necesito Justificaciones. No puedo con las razones. Necesito seguir siendo hombre”.
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Por : Tomás Morales Cañedo
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CRÍTICA, CRITERIO, CRISIS.

Para poder “criticar” hay que tener un “criterio”. Se “critica” desde el “criterio”. Sólo desde él pueden aducirse, invocarse, razones.
Yo, que, por principio, no cedo ante las personas (el argumento más débil siempre ha sido y será, al menos para mí, el “argumento de autoridad”), retrocedo, sucumbo ante las razones.
Uno, con la experiencia propia y ajena a la espalda, ha llegado a ser lo suficientemente poco torpe para no tener problema en cambiar de criterio cuando las razones alegadas por el otro, con su criterio, pesan más que las mías.
Se necesita ser burro para no querer, jamás, bajarse del burro.
Dice el adagio que “un pesimista es un optimista que se ha informado bien”
El pesimista nunca arregla nada porque se inhibe, no se pone manos a la obra, no se mueve, lo ve pasar, aguanta el tipo.
El optimista, en cambio, aunque inconscientemente, muchas veces, se lanza, y lo estropea.
Yo no sé qué es mejor: si que salga poco agua por el grifo o que se rompa la cañería.
Pero, tanto el optimismo como el pesimismo son hechos psicológicos; no son, necesariamente, valores.
El optimista suele ser un arriesgado, suele pecar de inocencia y de imprudencia; mientras el pesimista peca de pasividad. Ambos suelen ser pecadores.
¿Tratar de “enmendallo”, aunque se rompa, o de “mantenella”?. Siempre será un dilema.
Lo que hay que ser, siempre, es CRÍTICO.
Ser “crítico” no es ser negativo, porque “criticar” es intentar separar la paja para que se muestre el grano; es iluminar, dar luz, para que se vea bien lo que hay; intentar ver las virtudes de algo o de alguien, para alabarlas y de detectar los defectos para poder corregirlos.
Yo puedo hacer una crítica positiva de la filosofía de Marina o de Savater, como puedo hacerla negativa de una película, de un espectáculo, de un edificio, de un comportamiento. Ser crítico no es ser negativo, es algo sensato que todos deberíamos ensayar constantemente.
El que “critica” desde su “criterio” lo que intenta es ser objetivo. Otra cosa es que su criterio sea el más adecuado. Por eso el crítico es un contendiente nato, echa sus razones a la arena para que se defiendan por sí mismas ante las de los demás. El crítico necesita rivales (no enemigos). Quiere confrontar, necesita hacerlo. Quiere saber si está en el camino correcto o si tiene que cambiar. Aplaude o denuncia y quiere saber si los demás también lo hacen y si no, por qué no. Quiere penetrar en las cosas, no meterse con ellas. Su meta es que funcione mejor lo que funciona y que funcione lo estropeado. Es un optimista de los fines, un enamorado de las metas.
¿Recuerdan aquello de “quien bien te quiere te hará llorar”?. No es de sádicos, es de críticos, es de sensatos, incluso de perfeccionistas. Quieren lo mejor.
Cuando me he marchado de la enseñanza, antes de tiempo, disfrutando como he disfrutado de y en mi trabajo, era por ser un crítico y comprobar, legislatura tras legislatura, que, quien podía echar el freno al desvarío, al deterioro, lo aceleraba, y el terreno era, cada vez, más resbaladizo. ¿Denunciarlo era ser antipatriota?. ¿Es que, acaso, yo no reclamaba una enseñanza mejor?
Nos quejamos de que los padres intentan suplir la dejación de funciones y las ausencias paternas con la adquisición de cosas para sus hijos. El niño pide, necesita, reclama, afecto y el padre le compra la Play.
La Administración actúa como el mal padre. Crea Centros T.I.C., sembrando de ordenadores los institutos, sin ser conscientes de que los P.C. son, sólo, instrumentos. No por regalarle bolígrafos, el niño va a saber escribir, a escribir bien, a escribir mejor.
Ahora está impulsando el bilingüismo y, de nuevo, triunfa la publicidad y la propaganda. ¿Se imaginan a un matemático o un historiador, estudiando inglés, en horas libres y a marchas forzadas, para enseñar sus materias en inglés?. Pues imagínenselo.
La Educación y la Enseñanza (no las confundamos) mientras:
1.- Los padres no apoyen la autoridad moral del profesorado.
2.- La sociedad siga minusvalorando tanto la función docente como al docente (“siempre pensando en las vacaciones”).
3.- Los alumnos no se convenzan que sin el esfuerzo, sin el trabajo, sin dejarse las pestañas en el flexo… nada puede conseguirse.
4.- La Administración Educativa siga mirándose el ombligo y sólo piensen en estadísticas
Estadísticas, dichosas y malditas estadísticas. Un tipo de mentiras.
Hay dos herramientas fundamentales sin las cuales nada es posible. La lengua y la matemática. Si ellas fallan, que son los cimientos, todo el edificio tiene que resentirse. Y ahora resulta que se puede “pasar de curso” con cuatro “cates”. ¿Uds. se imaginan un niño pasando al curso siguiente sin haber superado Lengua, Matemáticas, Historia e Inglés (por ejemplo)?.
Y, luego, llega la tribu Psi-, la nueva secta iluminada que todo lo arregla, que lo está invadiendo todo, que tiene solución para todo:
- Si hay un accidente, allí habrá un psicólogo.
- Si quieres dejar de fumar, al psicólogo.
- Si tienes problemas con la pareja, la solución está en el psicólogo.
- Si está preocupadísimo/a por sus hijos, al psicólogo Ud. y sus hijos.
- Si tienes problemas con la droga, corriendo al psicólogo.
- Si te juegas media pensión en las maquinistas tragaperras del bar, al psicólogo.
¡Dios¡ ¿queda alguna parcela libre de psicólogos?.
Que el niño se lo pase bien en la escuela (concepto únicamente lúdico del proceso de aprendizaje), que el profesor sea un mediador, un intermediario, que la escuela sea democrática, que las decisiones sean colegiadas.
El desarrollo social por encima de cualquier otro tipo de desarrollo infantil.
Roussonianos ellos, “el hombre es bueno de nacimiento y la sociedad es la que lo “malea”, la que lo hace malo”. Por lo tanto, “que cambie la sociedad para que el niño encaje”, “que cambie el sistema para que el niño se acople”
Soy y seré crítico.
Un crítico es el que está dispuesto a disparar a “todo lo que se menee”.
Pongamos un ejemplo.
Si nuestro hijo pequeño nos dijera que iba a romper la hucha porque quiere comprarse chucherías, intentaríamos recordarle lo de las “vacas gordas y vacas flacas”, y que si ahora…..vendrán tiempos en que….. y le habríamos aconsejado que no lo hiciera. Pero como es/era un niño (y un niño no atiende a razones) lo más seguro es que no nos hiciera caso.
Pero ¿cuando hablamos del erario público?. Que estaba boyante, la “vaca gorda”, “la despensa llena”… y la hemos vaciado, hemos repartido, sin necesidad, los víveres almacenados, y ahora, que llega “la vaca flaca” no tenemos qué darle de comer.
¿Con qué Criterio se tomó esa decisión?. Porque ellos no eran/no son niños.
No seré yo el que afirme que esa decisión es LA causa de ESTA crisis, pero, ¿coadyuvar?, ¡vaya que sí ha coadyuvado?.
Quizás ahora las “bocas” sedientas de los camiones de los transportistas podrían haber sido algo saciadas, con parte de aquellas reservas.
“El que regala, bien vende, si el que recibe lo entiende” – dice el refrán.
Bienvenido sea el regalo, bienvenidos sean los 400 €. Bien votada salió la opción. Bien entendido el mensaje. Bien ganadas fueron las elecciones. ¿En limpia y sensata lid?.
Pero ¿priman/deben primar los objetivos “objetivos” o los intereses “subjetivos”?.
¿Hubo razones objetivas para gastar los ahorros en chucherías?. Y ahora que el petróleo está por las nubes y la luz se apaga si no pagas el subidón…. Resulta que no tenemos ahorros.
Tanto un optimista desmesurado como un pesimista tenaz nos pueden llevar a la crisis.
Sólo 400 €. Pero un buen negocio. ¿Nadie veía que ello era una desmesura? ¿Que sólo eran motivos personales y no razones objetivas?.
La POLIS griega se sentía orgullosa de ser AUTÓNOMA, AUTÁRQUICA Y AUTOSUFICIENTE.
¿Podéis decirme qué de polis tiene esta nuestra España?.
Las micropolis de las autonomías…..
La macropolis de la Comunidad Europea…….
La insuficiencia y dependencia energética…….
¿Qué quieren que les diga?
Pero “lo otro” no vende, nadie lo compra, nadie lo vota, es apuntarse a caballo perdedor.
“Ni contigo, ni sin ti, tienen mis males remedio….”.
Dice Sartre, el filósofo francés existencialista, que “todo político tiene las manos manchadas”.
Yo no soy Sartre, ni soy tan drástico, sólo afirmo que “los políticos tienen las manos atadas”, tienen parte de su mente secuestrada.
¿Te imaginas que tu hijo quisiera rescatar su seguro de vida por hacer un viaje a Cancún, cuando tú sabes que el día de mañana (que puede ser cualquier día) la bonanza económica empiece a cojear y haya que empezar a apretarse el cinturón porque la Seguridad Social peligra?.
Si legalmente es lícito, es inmoral aplicar el principio de “el fin justifica los medios”
¿Alguien puede mostrarme otras razones, otro criterio?. Pero, eso sí, no me vale el lanzamiento de la pedrada del “y tú más” o “y tú peor”. Eso no es una razón, ni siquiera es una justificación. Eso es, sencillamente, una excusa. No me vale.
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Por : Tomás Morales Cañedo
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CIENCIA Y RELIGIÓN: en busca de la irrealidad.


La persona que desea, que ansía, que necesita irse de un sitio es por aventura, por curiosidad, por no conformarse, o porque no está a gusto en ese lugar y quiere irse a otro mejor (a no ser que sean masoquistas).
Si alguien no está contento o de acuerdo con la realidad que tiene ante él, con la que le rodea y en la que vive, porque…. (por lo que sea) busca otra, bien investigándola, bien creyéndola.
Ambos métodos de búsqueda son totalmente distintos, pero ambos apuntan a algo más allá de lo que hay aquí.
Ambos, el que razona y el que cree, buscan lo desconocido. Uno subiendo, paso a paso por la escalera, corrigiendo la trayectoria, cambiando de escalera, avanzando poco a poco, errando, corrigiendo, rectificando,…. pero avanzando. El otro sube de golpe, en ascensor, pulsando el botón de la fe (muchísimas veces el de la credulidad), pero en un “santiamén” se encuentra instalado en su “irrealidad”.
En el fondo-en el fondo, el deseo más profundo del hombre mortal, sea creyente o no lo sea, es no morirse (porque morirse es una putada, ¡oiga¡).
Como decía en otro artículo, recogiendo un viejo adagio, y con cita de Unamuno y su deseo de eternidad, hay tres maneras de no morir del todo:
1.- Con los genes (teniendo descendencia).
2.- Con las ideas (escribiendo el Quijote o San Manuel Bueno, mártir, o Veinte poemas de amor y una canción desesperada, por ejemplo).
3.- Con las cosas físicas (creándolas, por ejemplo plantando un pino o haciendo que exista el motor de explosión, el telescopio o el microscopio).

Es aquello de “tener un hijo, escribir un libro, plantar un árbol”, como las tres obligaciones de todo mortal, para dejar de serlo del todo.
Nosotros seremos finitos, limitados en el tiempo y en el espacio, pero la especie continúa. Nosotros, a la especie, le importamos un pimiento.
Nosotros moriremos pero nuestros hijos, nuestras ideas, nuestras creaciones, ahí seguirán. Tanto a la vida, como a la cultura, como a la naturaleza, que seamos nosotros o sean otros, les da igual.
“Nuestros hijos no son nuestros, es la vida, que se manifiesta a nuestro través, somos instrumentos de la vida” –dice el poeta. (A la vida nosotros no le importamos, a ella “le da igual Juana que su hermana”).
Mientras haya una sola persona que lea tus ideas, que reflexione sobre ellas, oponiéndose, asumiéndolas, rectificándolas, ampliándolas, mutilándolas, retocándolas…
Mientras haya alguien sentado a la sombra del pino, o recogiendo piñones, o admirándolo, o….
Mientras haya alguien que te recuerde como una buena persona, como un antepasado, como un ascendente….
Aún no estás muerto del todo, sigues viviendo, en cierta manera en el cuerpo y en alma de otras personas.
Si, además de esta vida temporal alargada, elástica, en la que ya sin estar todavía estás, si no te conformas con ella, y quieres más, quieres vivir eternamente, no tienes más que creerlo. ¿Qué vas a perder con ello?.
No lo hagas si ello va a hacer de ti una persona agria, resentida, fanática, desgraciada. Pero hazlo si con ello eres feliz, pero no a costa de ti y menos aún de los demás.
¿Que cómo se conseguiría esa inmortalidad eterna (suponiendo (que ya es mucho suponer) que exista)? De la manera más fácil, siendo, en esta vida, honrado, contigo mismo y con los demás, siendo solidario, siendo honesto, cumpliendo con tu ser persona, siendo persona, siendo feliz (sólo así puedes contagiar a los que te rodean). No le hagas caso a San Agustín, que afirma que “el cielo tiene un aforo limitado y que como no llegues a tiempo…”, ni a los hombres vestidos de negro que han estrechado tanto la puerta de entrada que parece la grieta de una gruta.

El cielo, si existiera, se te daría por añadidura.

Cuando alguien me habla de una “sociedad del amor”, del “amor a la humanidad”, de que “todos seamos hermanos” …yo, en el otro lado de las cosas, sencillamente, no estoy de acuerdo. El amor no es obligatorio.
Cuando, casi a diario, viajo en el autobús, yo no quiero que el conductor me ame, lo que quiero es que cumpla perfectamente su quehacer, que sea honrado, que sea honesto, amable, servicial,… en una palabra “que sea un buen conductor”. El amor que se lo muestre a su pareja, a sus hijos, a sus padres,…

(Como, casi siempre, me he ido por los Cerros de Úbeda)

Tanto los científicos (razón y mucha imaginación) como los crédulos (pura imaginación) lo que buscan es algo irreal, algo más allá de esta realidad que los envuelve. Nos hablan de “supercuerdas” o de “antimateria” o, también, de “milagros” y de un “cielo perfecto y eterno”. ¿Realidad?.
Galileo, el padre de la ciencia moderna, estudiaba la realidad que tenía ante él, la misma que negaban y rechazaban los teólogos, los astrólogos, los magos…
Esa naturaleza era/es bella, y puede ser estudiada y comprendida sin recurrir a seres sobrenaturales, ni a milagros, ni a piedras filosofales.
Pero… la ciencia de hoy ¿qué es lo que estudia?: el Big-Bang, la materia oscura, la antimateria, los agujeros negros, las 11 dimensiones, las supercuerdas,… ¿Todo esto es real?.
La micro-ciencia, la macro-ciencia, la pseudo-ciencia, el caldo de las religiones y religiosidades… ¿qué buscan?, ¿la realidad? ¿o lo que se supone que hay/tiene que haber más allá de esta realidad con las que nos damos en las narices?.
Los científicos y los crédulos parecen seres huidizos de la realidad, buscan otro mundo en este mundo, otra realidad en esta realidad.
Yo le cuento a mi vecino que al disparar electrones, en la doble rendija, cuando quieres observar una de ellas, poniendo un detector, el electrón detecta el detector y se va por la otra… ¡y es que alucina!.
Y si le cuento lo de que “el gato está vivo y, a la vez, el gato está muerto”… tengo que echar a correr, porque seguro, seguro, que llama a los loqueros.
“Esto hay que creérselo, ¿no?” – le pregunta, o le responde, mi amigo Ángel al profesor de Historia y Filosofía de la Ciencia.
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Por : Tomás Morales Cañedo

domingo, 8 de junio de 2008

035 - Críticas de cine - Mes de junio

“ANTES QUE EL DIABLO SEPAS QUE HAS MUERTO”,
de Sydney Lumet (E.E.U.U. 2.008).
Drama-Thriller con Guión: Kelly Masterson / Fot. Ron Fortunato/
Montaje: Tom Swartwout / Música: Carter Barwell.
Con Phillipe Seymour Hoffman, Ethan Hawke, Marisa Tomei,
Albert Finney

Última –hasta ahora- película de Sydney Lumet, superviviente de aquella generación de directores surgidos de la T.V. en los años 50 en Norteamérica, generación que incluía nombres como John Frankenheimer, Arthur Penn, Robert Mulligan ó al propio Lumet que actualmente, cuando rueda su película número 44, tiene 83 años.
Despues de “Doce Hombres sin Piedad”, con la que se dio a conocer, nos ofreció títulos memorables como “Tarde de Perros”, “Veredicto Final”, “Serpico” ó, hace poco, “Declaradme Culpable”.
En esta, con un reparto de lujo, nos ofrece una historia sobre dos hermanos necesitados de dinero que deciden atracar la joyería de sus padres, una historia que tiene cierto parecido con “El Sueño de Casandra”, de Woody Allen y que no es la única similitud que les relaciona porque los dos, por ejemplo, son amantes de la ciudad de Nueva York y uno y otro la han retratado repetidamente.
El plan previsto por el hermano mayor, interpretado por Phillip Seymour Hoffman, no incluía ningún tipo de violencia ni perjudicar a nadie: la anciana dependienta que debería, ese día y a esa hora, estar atendiendo el establecimiento, no sabría ni tan siquiera quien daba el golpe, sus padres cobrarían el dinero del seguro y ellos con lo que sacasen de la venta de las joyas, tendrían resueltos sus problemas.
Los problemas de los dos hermanos, aunque los dos de índole económica, eran de carácter muy diferente. El mayor, adicto a las drogas, no era capaz de disponer del dinero suficiente que esta adicción le exigía y el menor, divorciado y con una hija de corta edad, no era capaz de atender a sus obligaciones de pagar la pensión alimenticia y además disponer del dinero suficiente para llevar una vida normal.
Pero las cosas se complican. Ese día la dependienta no puede acudir al trabajo y es la madre de los hermanos quien está en la joyería a la hora del atraco. El hermano pequeño, débil e inseguro, magníficamente interpretado por Ethan Hawke, no se siente capaz de apuntar a nadie con una pistola aunque el arma sea de juguete y contrata a un verdadero delincuente para que le acompañe. Este hombre es quien entra en la joyería mientras el hermano pequeña lo espera en el coche, pero entra, no con una pistola de juguete sino con un arma real, cargada.
La madre resulta ser una mujer brava no dispuesta a que un maleante, un sinvergüenza, les arruine el negocio y la vida y le hace frente con un resultado fatal.
El padre, ante la pérdida de su esposa, queda totalmente abatido y trata de descubrir quien estaba detrás de aquel atraco que había arruinado su vida.
Retrato de las miserias de una familia y de los rencores guardados durante años que finalmente terminan por aflorar y destruirlos a todos.
Hay cosas que una vez que empiezan es imposible detenerlas. Película tratada como si de una tragedia griega ó de un drama de Shakespeare se tratase. El hermano mayor siente se ha sentido postergado en el cariño de su padre y el hermano pequeño, superprotegido, nunca ha alcanzado la madurez y el equilibrio.
El padre, que se vió obligado a autorizar en el Hospital que desconectasen a su mujer, se ve obligado también a desconectar de la vida a su hijo mayor, causa de todas sus desgracias.
Auténtico Cine-Cine a cargo de un hombre que a pesar de su edad muestra una lucidez extraordinaria y es capaz de emocionarnos ante una situación que todos somos capaces de comprender.
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Por : Jesús Almendros - Puerto de Santa María ( Cádiz )