domingo, 6 de abril de 2008

025 - Dos articulos con fundamentos

Comencé mi vida laboral allá por el año 1966, estuve dos años en la primera Empresa que me contrató, pasando luego en el 1968 a formar parte de la que sería mi lugar permanente de trabajo durante 35 años, en los primeros días de trabajo en esta última, me dieron dos libritos con sendos articulos cada uno a leer, (era costumbre entregarselos a todos los empleados nuevos) y por lo tanto norma de obligado cumplimiento el leer ambos, aún los conservo todavía, el titulo de los mismos : "¡ ESO NO ES PROBLEMA !" y "UN MENSAJE A GARCIA", he pensado transcribir ambos, esta costumbre de dar los mencionados libritos se fué perdiendo en el transcurrir del tiempo, hoy día pienso que la lectura de ambos cuán útil sería para muchos, siendo lo más normal en líneas generales en los tiempos que corren ahora, no se les hicieran mucho caso, espero que os resulte grata su lectura, el primer articulo fué publicado en selecciones del Reader's Digest de Marzo de 1964 por William Ellis, el segundo en la revista Phillistine Marzo 1899 por Elbert Hubbard. Con la lectura de ambos articulos, solo pretendo hacer pensar un poco acerca de la disposición actual de las personas trabajadoras de hoy en día y si se acercan a estos mensajes, ¿Es este el espiritu que reza actualmente en los trabajos?. A decir verdad creo que es posible que en el fondo estos articulos hayan quedado obsoletos ¿o nó?.
Hablando con un amigo de estas dos lecturas al menos una de ellas "el mensaje a García", también lo distribuían en su empresa, por lo tanto debió ser un "Boom" en su época.
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El hombre que echa mano de su imaginación
para superar los obstáculos y convertirlos en
ventajas acaba por triunfar.

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¡ ESO NO ES PROBLEMA !
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Cuando le pregunté al dependiente de la sombrerería si tenía algún fieltro de ala más ancha, se irguió cuan largo era y replicó :
- Esta es el ala que se estila este año.
Me probé varios sombreros hasta que encontré uno a mi medida. Pero objeté:
- La cinta es un poco llamativa para mí. ¿Podría usted ponerle otra, lisa y de color marrón?
Me contestó que le era imposible porque así los enviaba la fábrica.
Por no ofender a la fábrica me llevé aquel sombrero, más en cuanto llegué a casa y ví la mirada que me echaba mi mujer, comprendí que me había equivocado. Durante el fin de semana hice acopio de valor para ir a cambiar el sombrero.
El lunes por la mañana había en la sombrerería otro dependiente, que se adelantó a mi encuentro:
- ¿En que puedo servirle?
- Vera usted... -le dije, y solté el discurso que había ensayado.
- Eso no es problema -repuso sonriendo-. Elija usted uno a su gusto.
Encontré uno, pero era algo grande. El dependiente repitió:
- Eso no es problema.
Levantando la correa del forro, metió debajo de ella un par de almohadillas de fieltro y me invitó a probarlo.
Aunque el tamaño ya me quedaba bien, todavía me arriesgué a tentar un poco más a la suerte.
- ¿No podría encontrar una cinta lisa, de color marrón? - pregunté.
Buscando en un cajón, sacó una cinta, la colocó y me entregó el sombrero mientras volvía a decir amablemente:
- No hay problema.
Salí de la tienda convencido de que aquel hombre iba camino del éxito cabalgando en una frase: "Eso no es problema".
Entonces me dí cuenta de que ésta era la actitud básica de todo hombre de éxito a quien, como periodista, había yo entrevistado, con quien había trabajado o sobre quien había escrito. Todos ellos hacían pequeños los problemas grandes, o no permitían que se hicieran grandes los pequeños, recurrían a la imaginación para simplificar las situaciones complejas o para convertir los obstáculos en ventajas, y, sobre todo, enarbolaban esta actitud como bamndera triunfal, con la cual invariablemente infundían confianza a todo el mundo.
Recordé entonces una entrevista que había yo hecho a Al Delaney, constructor de una ampliación de la fábrica de la Republic Steel, ampliación en que se invertía 75 mmillones de dólares. Durante esa entrevista, recorrí las obras a pié en seguimiento del pasilargo Delany mientras éste inspeccionaba aspectos del trabajo tan diversos como la desviación, 30 metros al oeste, del cauce del rio Cuyahoga o la adquisición de leche para el café de los obreros.
A cada pocos metros alguien le salía al encuentro con un nuevo problema, que él resolvía casi sin perder el paso. Al cabo de la jornada, le pregunté:
- Al, ¿cuál es su secreto?
A lo que él repuso, encendiendo la pipa:
- Es bien sencillo: ningún problema grande es realmente otra cosa que la acumulación de varios pequeños.
Luego me vino también a la memoria un hombre llamado Jim Kier, que, cuando se casó en el verano de 1958, tenía el plan de asistir a una escuela de estudios mercantiles avanzados en septiembre. Pero sufrió un revés financiero y decidió conseguir un empleo temporal. Mas antes de haber hallado ocupación, su esposa tenía que adquirir algunos enseres caseros, y fueron a buscarlos al almacén de Sears Roebuck. Jin preguntó las condiciones en que podría comprarlos a crédito, pero el dependiente le informó que no podrían darle crédito en tanto no tuviera trabajo.
- Está bien -repuso Kier-. ¿Dónde está su oficina de personal?
Kier empezó a trabajar en Sears. de un solo golpe obtuvo crédito (con descuento como empleado) y empezó a ganar, en aquel laboratorio práctico de economía, el dinero necesario para sus estudios. Hoy aplica su vigor a los problemas económicos de los demás en el departamento fiduciario en un banco de Cleveland.
En todas las esferas de la vida existen estos hombres como Kier y Delaney, para quienes no hay problemas y que a menudo pasan del pensamiento a la acción con tanta rapidez que no dan tiempo a dificultad alguna para desarrollarse por completo.
Bill Rapprich, por ejemplo, resolvió cierta vez un difícil problema mientras estaba enfermo en cama. Empleado de una compañía minera de hierro, está encargado de transportar económicamente el mineral en barcos desde los yacimientos de hierro del lago Superior a las fábricas de acero de los lagos bajos. esto se ha hecho enormemente difícil por el aumento de los costos de la construcción naval en los Estados Unidos. Rapprich necesitaba un barco más y de mayor tamaño, pero su construcción en los astilleros norteamericanos costaría alrededor de nueve millones de dólares, una suma exorbitante. podría comprarse por menos precio un buque extranjero, pero las leyes estadounidenses prohiben el uso de embarcaciones extranjeras en el cabotaje norteamericano.
En aquellos tiempos todas las compañías de mineral de hierro tenían el mismo problema, y varias se daban ya por vencidas. Pero a Rapprich, obligado a guardar cama, se le ocurrió una idea. Mandó comprar un juego de piezas de material de plástico para armar en miniatura un buque-tanque de los empleados en la segunda guerra mundial, lo montó, y luego lo dividió por la mitad. Entre ambas mitades insertó una larga sección central.
Cuando el médico lo dió de alta, enseñó su modelo a los directores de la empresa, explicandoles: "La ley permite construir parte de un buque en el extranjero sin perder el derecho de cabotaje. Podemos partir en dos un barco petrolero de la segunda guerra mundial, agregarle una sección central construida en el extranjero y hacernos así de un buque de 220 metros aproximadamente por la mitad del precio".
Hoy el "Walter A. Sterling", que navega en los Grandes Lagos con 23.000 toneladas de carga, es el descendiente de aquel modelo de plástico que Rapprich compró por 1,98 dólares. La proa y la popa son las del viejo petrolero "Chiwawa". Su sección central, de 160 metros, cruzó el Atlántico desde Alemania a bordo de un lanchón arrastrado por un remolcador.
En todos los hombres capaces de resolver problemas difíciles he observado una característica común: parecen descartar prontamente aquella parte del problema que no pueden solucionar y concentrar su atención en la que pueden resolver.
Abram Polsky y sus hijos tienen una tienda de cuatro pisos en la calle Howard, de Akron (Ohio). Pero el tráfico comercial de Akron iba gradualmente desviandose hacia la calle Mayor, a una cuadra de distancia, y el negocio de Polsky corría peligro. El comerciante sabía que no podía alterar los hábitos de todos los vecions de Akron ni trasladar su edificio entero a la calle Mayor. Polsky y sus hijos dieron vueltas y más vueltas a la manzana, estudiando la situación y explorando todas las posibilidades.
Finalmente, una mañana los sorprendidos habitantes de Akron descubrieron en la calle Mayor una gran muestra: POLSK'S. Entrando por la puerta abierta bajo el rótulo se encontraron en un estracho y atractivo pasaje con escaparates llenos de mercancías. La galería, abierta a través de lo que había sido una tiendecita del Edificio Kuebler, conducía a un interesante puentecillo que, describiendo un arco, llevaba precisamente a la entrada de la tienda de Polsky, en la calle Howard. De un audaz golpe, Polsky se había situado en la calle Mayor, dónde está el público. "No nos costó ningún trabajo", comentaba después Polsky. "No representó problema alguno".
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Por William Ellis
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INTELIGENCIA Y VOLUNTAD
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UN ARTICULO CELEBRE
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Esta pequeñez literaria, "Un mensaje a García", fué escrita una noche, después de la comida, en una hora. Erase el veintidos de febrero de mil ochocientos noventa y nueve, natalicio de Wáshington, y ya íbamos a entrar en prensa con el número de marzo de nuestra revista Phillistine. Brotaba candente de mi corazón, escrita cual fué, después de pesaroso día dedicado a tratar de enseñar a ciertos indolentes moradores de la villa a abjurar de aquel estado comatoso en que se encontraban y a infiltrarles radiactividad.
La idea surgió de una pequeña discusión, cuando tomábamos el té, en la cual mi hijo Bert lanzó la especie de haber sido Rowan el verdadero héroe de la guerra de Cuba. Rowan salió solo y realizó su propósito - llevó el mensaje a García; cual destello de luz vino a mi mente la idea: "Es verdad - me dije -, el muchacho tiene razón: héroe es aquel que cumple su cometido" -, que lleva el mensaje a García. Levantéme de la mesa y escribí "Un mensaje a García". Tan poca fué mi estimación de este articulo que se publicó sin encabezamiento en la revista. Hízose el reparto y poco después principiaron a llegar pedidos de una docena, cincuenta, cien ejemplares adicionales del número de Phillistine, y cuando la American News Company pidió mil ejemplares pregunté a uno de mis empleados cuál era el articulo que había levantado tanto polvo cósmico.
- Eso de García - me contestó.
Al día siguiente se recibió un telegrama de George S. Daniels, del Ferrocarril Central de New York, que decía así : "Cotice precio de cien mil ejemplares articulo Rowan en forma de folleto. Anuncio Tren Expreso del estado Imperial al respaldo. Diga cuándo puede hacerse entrega" .
Contesté cotizando precio y diciendo que podía entregarlos en dos años. Nuestrasa facilidades eran pocas y cien mil ejemplares parecíannos una empresa magna. El resultado fué que le concedí permiso a míster Daniels para que reprodujera el artículo como quisiera. Lo hizo en forma de folletos, en ediciones de medio millón. Distribuyó dos o tres ediciones de medio millón cada una, y, además, el articulo fué reproducido en más de doscientas revistas y periódicos. Ha sido traducido a todos los idiomas.
Cuando Mr. Daniels se ocupaba de la districución de "Un mensaje a García", el príncipe Hilakoff, director de los ferrocarriles de Rusia, se encontraba en este Pais. Era huésped de la Compañía del Ferrocarril Central de Nueva York, y viajó por todo el País acompañado por Mr. Daniels. El príncipe vió el librito; le interesó más por el hecho de que Mr. Daniels lo estaba distribuyendo en tan grandes cantidades que probablemente por cualquier otro motivo.
De todos modos, cuando el príncipe regresó a su país hizo que se tradujera al ruso y se entregara un ejemplar a todo emplead0 de ferrocarril en Rusia. Tras ésta vinieron otros países, y de Rusia pasó a Alemania, Francia, españa, Turquía, Indostán y China. Durante la guerra entre Rusia y el Japón, a todo soldado se entregó un ejemplar del mensaje a García.
Encontrando los japoneses esos libritos en poder de los prisioneros rusos, llegaron a la conclusión de que debía ser algo bueno, y, por consiguiente, lo tradujeron al japonés.
Y por orden del Mikado se entregó un ejemplar a todo empleado, civil o militar, del gobiereno japonés.
Más de cuarenta millones de ejemplares de Un mensaje a García han sido impresos. Se dice que esta es la circulación mayor de toda la Historia que haya tenido un trabajo literario durante la vida del autor, gracias a una serie de accidentes afortunados. - E. H.
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East Aurora, 1 de diciembre 1913

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" UN MENSAJE A GARCIA "
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En todo este asunto de Cuba hay un hombre que sobresale en el horizonte de mi memoria como el planeta Marte en su perihelio. Cuando se declaró la guerra entre España y los Estados Unidos era muy necesario comunicarse prontamente con el jefe de los insurrectos. Encontrábase García allá, en la manigua de Cuba, sin que nadie supiera su paradero. era imposible toda comunicación con él por telégrafo o por correo. El presidente tenía que contar con su cooperación sin pérdida de tiempo. ¿Que hacer?.
Alguién dijo al presidente: "Hay un hombre llamado Rowan que puede encontrar a García, si es que se le puede encontrar".
Se trajo a Rowan y se le entregó una carta para que a su vez la entregara a García. De cómo fué que este hombre, Rowan, tomó la carta, la selló en una cartera de hule, se la amarró al pecho, hizo un viaje de cuatro días y desembarcó de noche en las costas de Cuba en un bote sin cubierta; de cómo fué que se internó en las montañas y en tres semanas salió al otro lado de la isla, habiendo atravesado a pié un país hostil, y entregado la carta a García, son cosas que no tengo deseo especial de narrar en detalle. Pero sí quiero que conste que Mac-Kinley, Presidente de los Estados Unidos, puso una carta en manos de Rowan para que éste la entregara a García. Rowan tomó la carta y no preguntó: "¿Dónde está García?".
¡Loado sea Dios! He aquí un hombre cuya figura debe ser vaciada en imperecedero bronce y puesta su estatua en todos los colegios del país. No es la enseñanza de libros lo que los jóvenes necesitan, ni la instrucción de esto o aquello, sino el endurecimiento de las vértebras para que sean fieles a sus cargos, para que actúen con diligencia, para que hagan la cosa - "llevar el mensaje a García".
El general García ya no existe, pero hay otros García.
No hay nombre que haya tratado de administrar una empresa que requierea mucho personal que aveces, no se haya quedado atónito al notar la imbecilidad del promedio de los hombres, la inhabilidad o la falta de voluntad de concentrar sus inteligencias en una cosa dada y hacerla.
La asistencia irregular, la desatención ridícula, la indiferencia vulgar y el trabajo mal hecho parece ser la regla general. No hay hombre alguno que salga airoso de su empresa a menos que, quieras o no, o por la fuerza, obligue o soborne a otros para que le ayuden, o a menos que tal vez Dios Todopoderoso, en su bondad, haga un milagro y le envíe al Angel de la Luz para que le sirva de auxiliar.
Tú lector, puedes hacer esta prueba. Te encuentras en estos momentos sentado en tu oficina. A tu alrededor tienes seis empleados. Llama a uno de ellos y pídele lo siguiente: "Tenga la bondad de buscar en la Enciclopedia y hágame un memorándum corto de la vida de Corregio".
¿Crees tú que el empleado contesta: Sí, señor, y se marcha a hacer lo que tú le dijistes?.
Nada de eso. Te mirará de soslayo y te hará una o más de las siguientes preguntas:
¿Quien era Corregio?
¿En cual enciclopedia?
¿Dónde está la enciclopedia?
¿Acaso fuí yo empleado para hacere eso?
¿No querra usted decir Bismarck?
¿Por qué no lo hace Carlos?
¿Murió?
¿Hay prisa para eso?
¿No sería mejor que le trajera el libro y usted mismo lo buscara?
¿Para que quiere usted saberlo?
Y me atrevería a apostar diez contra uno que después que hayas contestado al interrogatorio y explicado la manera de buscar la información que necesitas y por qué la necesitas, tu empleado se retira y obliga a otro compañero a que le ayude a encontrar a Correggio; regresando poco después diciéndote que no existe tal hombre. Desde luego puede darse el caso en que yo pierda la apuesta, pero según la ley de promedios no debo perder.
Ahora bien: si tú sabes lo que tiene entre manos, tú no dbes molestarle en explicar a tu auxiliar que "Correggio" está indicado con "C" y no con "K", sino que sonrientemente y de buen humor le dirás:"Está bien, déjelo", y dicho esto te levantarás y lo buscarás tú mismo.
Y esa incapacidad para obrar independientemente, esa estupidez moral, esa deformidad de la voluntad, esa falta de disposición para hacerse cargo de una cosa y realizarla, ésas son las cosas que han pospuesto para lejos en lo futuro al socialismo puro. Si los hombres no actúan por sus propias iniciativas para sí mismos, ¿que harán cuando el producto de sus esfuerzos sea para todos?. La fuerza bruta parece necesaria y el temor a ser "rebajado" el sábado a la hora del cobro hace que muchos trabajadores o empleados conserven el trabajo o la colocación.
Anuncia buscando un taquígrafo, y de diez solicitantes, nueve son individuos que no tienen ortografía, y lo que es más, de individuos que no creen necesario tenerla. ¿Podrían esas personas escribir una carta a García?.
- Mire usted - me decía el gerente de una gran fábrica -, mire usted aquel tenedor de libros.
- Bien, ¿que le pasa?
- Es un mágnifico contable, más si se le manda hacer una diligencia, tal vez la haga, pero puede darse el caso de que entre en cuatro salones de bebidas antes de llegar y cuando llegue a la calle Principal ya no se acuerde de lo que se le dijo.
¿Puede confiarse a ese hombre que lleve un mensaje a García?.
Recientemente hemos estado oyendo conversaciones y expresiones de muchas simpatías hacia "los extranjeros naturalizados que son objeto de explotación en los talleres", así como hacia "el hombre sin hogar que anda errante en busca del trabajo honrado", y junto a esas expresiones con frecuencia empléanse palabras duras hacia los hombres que están en el poder.
Nada se dice del patrono que se avejenta antes de tiempo tratando en vano de inducir a los eternos disgustados y perezosos a que hagan un trabajo a conciencia; ni se dice nada del mucho tiempo ni de la paciencia que ese patrono ha tenido buscando personal que no hace otra cosa sino "matar el tiempo" tan pronto como el patrono vuelve la espalda. En todo establecimiento y en toda fábrica se tiene constantemente en práctica el procedimiento de selección por eliminación. El patrono vese constantemente obligado a rebajar personal que ha demostrado su incompetencia en el fomento de sus intereses y a tomar otros empleados. No importa que los tiempos sean buenos; este procedimiento de selección sigue en todo tiempo y la única diferencia es que, cuando las cosas están malas y el trabajo escasea, se hace la selección con más escrupulosidad, pero fuera, y para siempre fuera, tiene que ir el incompetente y el inservible. Por interés propio el patrono tiene que quedarse con los mejores, con los que puedan llevar un mensaje a García.
Conozco a un individuo de aptitudes verdaderamente brillantes, pero sin la habilidad necesaria para manejar su propio negocio, y que, sin embargo, es completamente inútil para cualquier otro, debido a la insana sospecha que constantemente abriga de que su patrono le oprime o trata de oprimirle. Sin poder mandar, no tolera que se le mande. Si se le diera un mensaje para que lo llevara a García, probablementesu contestación sería: "Llevelo usted mismo"".
Hoy este hombre anda errante por las calles en busca de trabajo, teniendo que sufrir la inclemencia del tiempo. Nadie que le conozca se ofrece a darle trabajo, puesto que es la escencia del descontento. No entra por razones y lo único que en él podría producir algún efecto sería un buen puntapié salido de la punta de una bota del número nueve, de suela gruesa. Sé, en verdad, que un individuo tan moralmente deforme como ése no es menos digno de compasión que el físicamente inválido; pero en nuestra compasión derramemos también una lágrima por aquellos hombres que se encuentran al frente de grandes empresas, cuyas horas de trabajo no están limitadas por el sonido del pito y cuyos cabellos prematuramente encanecen en la lucha que sostienen contra la indiferencia zafia, contra la imbecilidad crasa y contra la ingratitud cruenta de los otros, quienes, a no ser por el espiritu emprendedor de éstos, andarían hambrientos y sin hogar.
Diríase que me he expresado con mucha dureza. Tal vez sí; pero cuando el mundo entero se ha entregado al descanso, yo quiero expresar una palabra de simpatía hacia el hombre que sale adelante en su empresa, hacia el hombre que, aún a pesar de grandes incovenientes, ha sabido dirigir los esfuerzos de otros hombres y que, después del triunfo, resulta que nada ha ganado, nada más que su subsistencia.
También yo he cargado mi lata de comida al taller y he trabajado a jornal diario, y también he sido patrono, y sé que puede decirse algo de ambos lados.
No hay excelencia en la pobreza, "per se"; los harapos no sirven de recomendación; no todos los patronos son rapaces y tiranos; no todos los pobres son virtuosos.
Mis simpatías todas van hacia el hombre que hace su trabajo cuando el patrono está presente como cuando se encuentra ausente. Y el hombre que al entregársele una carta para García, tranquilamente toma la misiva, sin hacer preguntas idiotas y sin intención alguna de arrojarla a la primera alcantarilla que encuentre a su paso o de hacer cosa que no sea entregarla al destinatario; ese hombre nunca queda sin trabajo ni tiene que declararse en huelga para que se le aumente el sueldo. La civilización busca ansiosa, insistentemente, a esa clase de hombres. Cualquier cosa que ese hombre pida, la consigue. Se le necesita en toda la ciudad, en todo pueblo, en toda villa, en toda oficina, tienda y fábrica, y en todo taller. El mundo entero lo solicita a gritos; se necesita, y se necesita con urgencia al hombre que pueda llevar un "Mensaje a García".
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ELBERT HUBBARD.

Y bien aquí finalizan estos dos articulos, ¿que os han parecido? a ver si os animáis y le haceis algunos comentarios a los mismos, creo que no tienen desperdicio y si se analizan y debaten se pueden sacar muchas conclusiones. Lo que si es cierto es que en su día tuvieron una gran divulgación.




3 comentarios:

  1. En primer lugar Joaquin, quiero felicitarte por esta valiente incursión en la que llevas trabajando este tiempo. Internet, que es un territorio agreste y árido para neófitos, además de muy desagradecido, parece que te esta mostrando su cara más favorable y me consta que es por el tiempo tan grande que le estas dedicando. Las personas como tú merecen ganarse un hueco en sitios como este y poder compartir con todos nostros sus conocimientos y su vida.

    Acabo de terminar de leer los dos artículos que mencionas y lo que más me sorprende es que el primero sigue vigente en cualquier curso que se realice hoy día en una empresa relacionado con el entorno de trabajo. Es sorprendente habiendo pasado 40 años de la entrega de estos, que al menos uno de ellos siga tan vigente. El otro artículo lo veo más oscuro y seguro que hoy día se interpretaría con la "obediencia ciega" y sabemos todos perfectamente que no es la intención del mismo, pero, para ese escrito si que es verdad que los tiempos han cambiado. En muchas ocasiones me ha pasado a mi mismo en mi puesto de trabajo, que estando realizando una labor propia de tu puesto, aparezca alguien para pedirte que realices una labor que, aún estando relacionada con tu puesto, no es tuya propiamente. Me he sentido preocupado al leer el texto, puesto que nunca me había planteado algo así (llevo 10 años trabajando) y ahora, a decir verdad, no se si estoy actuando bien o mal. Creo que de todas las veces que hemos hablado (que no han sido pocas) o que con Ivan he hablado de "a que se decican nuestros padres", nunca he tenido la oportunidad de saber lo que hacías exactamente en tu trabajo... recuerdo de haber hablado que era algo relacionado con la administración de la empresa, pero no se exactamente el puesto. Siendo un poco egoista y aprovechando ese tiempo (superior al mio, por descontado:) ) de experiencia laboral, me gustaría pedirte consejo acerca de estas tesituras que se estan presentando en el trabajo pasando a contarte un poco más a fondo lo que ocurre. Mi puesto en la empresa, esta dedicado al mantenimiento informático en general y particularmente administro la empresa a nivel de los servidores, pero, adicionalmente y por intereses que creo que resultan latentes en mi infancia por mi padre, me gusta mucho la fotografía y por tanto el diseño gráfico. De esta afición, me viene que, de una forma bastante superficial, se moverme con programas de edición y maquetaje tales como el Photoshop. Desde hace más de dos años, me vienen llegando a mi oficina todos los proyectos de vallas publicitarias y anuncios en revista de prensa para que los realice y lo mande a los medios. Al principio me parecía bueno y los cogí. Hoy cada día soy más reacio a cogerlos e incluso me incomodan mi labor diaria cuando me llegan. Creo que esto es el resultado de una forma de ser que era la mia de aquel momento que se acercaba mucho a la del segundo artículo. Hoy día no me parezco tanto a este segundo artículo. Soy la antítesis, mejor dicho. Me fastidia mucho tener que detener lo que este haciendo porque a alguien se le había olvidado decirme que ese mismo día a las 18:00 tiene que estar lista una valla publicitaria con una medida de 16x3 (esto me ha pasado). Para colmo, cuando me llegan con estas prisas y con estos trabajos, que estoy llegando a odiar, evidentemente me enfado y protesto, para lo cual mi gerente ya me suelta la frasesita "hay que ver que siempre estas protestando". Claro que protesto... esto no es mi trabajo y evidentemente no me lo gratifican, detiene mi trabajo diario lo que produce que retrase mis tiempos de respuesta y mis fechas limite. Tengo serias dudas de si mi mal humor proviene de un enfado sin sentido, o, si por el contrario, llevo razón y, aunque no sirva de nada, tengo todo el derecho del mundo a enfadarme.

    Un fuerte abrazo y enhorabuena Joaquin, estaré atento a la respuesta,
    Gregorio Aranda.

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  2. Hola Joaquin:
    Me parece muy bueno tu trabajo aqui, ya te lo he comentado alguna vez, pero no estoy de acuerdo en el articulo de García (el contenido claro).
    Es una adaptación para la época de la visión de la revista que mencionas para aquella España que en muchos aspectos padecimos.
    Mi criterio fué siempre, que al trabajo iba por el dinero que ganaba... el amor lo ponia en otros asuntos, sitios y personas.
    Yo hacía por la empresa con toda flexibilidad todo lo que me pagara.... y claro si me pedian algo extra que no me digan "tu te las arreglas". Mi respuesta siempre repetida era... Dame el encargo y los medios y el tiempo para realizarlo.... así siempre salia adelante.
    Ah y las empresas si son tiranicas y explotadoras en muchos aspectos... y lo que es peor, algunos tecnócratas lo consideran su obligación.
    Otra cosa; el tal Garcia fué un traidor que se alió con los americanos para hacer la guerra contra España y facilitar la catastrofe del undimiento de la flota y la perdida por nuestro pais de Cuba, Filipinas... y el resto.... "con muchos soldados de quintas muertos".
    Saludos Hito

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  3. Joaquín, te he enviado un largo(?) comentario sobre los dos "dichosos" textos en los que he expuesto mi opinión sobre los mismos. No sé si te ha llegado y me gustaría saber si mi patosidad informática se ha manifestado otra vez.
    Un saludo. Tomás Morales

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