sábado, 31 de enero de 2009

70 - Sobre la Enseñanza - ( 1 de 4 ).

ENSEÑANZA - 1.

Están al caer los 65 años.
Durante el mes de Enero, pues, debería estar solicitando la jubilación, que se produciría el 30 de Septiembre, al finalizar el curso escolar. Pero, ¡mira tú por dónde! La solicitud la cursé hace 5 años. Esto quiere decir, sin tener que aplicar ni lógica matemática ni lógica borrosa alguna, que éste es mi 5º año de jubilado.
Cuando me encuentro con antiguos alumnos y les comunico que me prejubilé hace años, en primer lugar no se lo creen y en segundo lugar me acusan de haber pecado, ya que les había jurado no jubilarme hasta los 70 ó…. (menos mal que no saben que mi agnosticismo me libra de mis juramentos ante los dioses y carecen de valor.
¿Por qué di marcha atrás antes de lo previsto?. Por los síntomas que iba detectando. Estaba dejando de disfrutar de la enseñanza. Preveía que iría a más. Me retiré a tiempo (eso es lo que me dicen mis antiguos compañeros). “Tomás, las cosas ya no son como antes”.
Estamos, vivimos, en el mundo occidental. Nuestro sistema económico y social es el que es. Su objetivo es la productividad y su motor la competitividad. La nación que produzca más, mejor y más rápidamente es la que va a triunfar. Venderá más, ingresará más, ofrecerá más servicios…. El estado de bienestar está en relación con las arcas del estado.
¿Qué hacemos con los deportistas que destacan?. Separarlos de los deportistas medios o bajos y llevarlos a Centros de Alto Rendimiento. Pueden dar más de sí, se les debe exigir más, serán mejores deportistas.
¿Qué pasaría si estos deportistas de élite entrenaran con y al mismo ritmo y con la misma exigencia que los deportistas mediocres (he dicho “deportistas”, no “personas”). Pues que los mejores perderían, los mediocres no ganarían, seguirían siendo mediocres. Pérdida general. Ganancia nula.
Aplíquese todo esto a la Enseñanza.
Cuando alumnos con cuatro suspensos (“alumnos mediocres”) pueden promocionar curso y estar codo con codo con el alumno brillante (“buen alumno”), éste pierde mucho y aquellos nada ganan. El ritmo de la clase se ralentiza. El listón de exigencia baja. El ambiente se deteriora. Pérdida general. A no ser que alguna autoridad esté convencida, con sus estadísticas a mano, de que el fracaso escolar está en el buen camino porque apenas hay alumnos que no pasen el listón (estando éste, no ya a ras de tierra, sino enterrado en la misma, para que el alumno no tropiece).
¿Quien puede investigar e innovar el día de mañana?. Sólo podrán hacerlo los seleccionados a los que se les haya exigido más, porque podían dar más de sí. Sólo estos tendrán opciones no sólo de participar, sino de ganar en la competición del descubrimiento científico y de la invención tecnológica.
Nos guste o no nos guste la competitividad es el motor de nuestra cultura. Participamos todos los mediocres, ganan sólo los mejores. Sólo hay tres medallas y el segundo y tercero saben que son perdedores.
Justo-justo es lo contrario lo que ya empezaba a manifestarse hace cinco años y que hoy se ha agudizado.
El que los mediocres “pasen” no es mérito suyo sino demérito ajeno y un error de normativa.
¿Saben quiénes son los más perjudicados en esta normativa de “no separación por niveles”?. Los alumnos brillantes pero económicamente débiles (los “niños pobres”), porque los alumnos brillantes económicamente fuertes (los “niños ricos”) buscarán fuera lo que no encuentran dentro, porque pueden pagárselo.
Y, lo triste, es que esta política de “no separación”, que a quienes más perjudica es a los buenos estudiantes, pero pobres, la están practicando sobre todo la izquierda política.
¿Beneficia a los mediocres?. Tampoco.
La “no separación” consigue unos datos estadísticos que son engañosos, la subida media de las notas. Pero no es que el “estar todos juntos” haga subir el promedio de las notas, es la menor exigencia la que lo provoca.
Se confunde “yuxtaposición” con “causalidad”.
El hecho de que dos fenómenos se den juntos (“no separación” y “subida de notas”), una yuxtaposición de fenómenos, no implica que el primer fenómeno sea causa del segundo, (Hume dixit).
¿Por qué lo que vale para los buenos deportistas no puede valer para los buenos estudiantes?
¿Es que vale menos un descubrimiento científico o una invención patentada que una medalla olímpica?
Aquí hay un error de principio. Querer que “todos” sean “iguales” y que nadie “destaque” es apostar por la “mediocridad”.
“Todos” “iguales” son “mediocres”.
Convergencia a la baja, converger en la mediocridad. No a la excelencia.
¿Quién va a innovar, a investigar, a competir, si impedimos que los que podrían hacerlo, porque podrían dar más de sí, no dejamos que lo hagan porque los obligamos a seguir el ritmo de los más lentos?.
Alumnos con más talento y con más ganas de estudiar y que exigen, en justicia, ritmos más rápidos y conocimientos más avanzados.
Justicia, lo justo, es “lo suyo”, ni más ni menos. Darle más al que merece más, darle menos al que merece menos, darle a cada uno “lo suyo”, eso es la justicia.
Tratar a todos por igual es la doble injusticia.
Ya estoy sintiendo las bofetadas que están sacudiéndome, “sopapo viene, sopapo va” toda la tribu unida de los “Psi”.
Ya oigo los insultos: “elitista”, “disgregador”, “exclusivista”….

Claro que…. a mi edad, ya me da igual.

Por : Tomás Morales Cañedo

No hay comentarios:

Publicar un comentario